Comentario: Cenas románticas Madrid. En Madrid hubo una larga época que no se inauguraban restaurantes de cocina francesa. Quizás el clima vanguardista de la restauración española esos años contribuyó a ello. En cualquier caso, su gran cultura gastronómica es muy valorada y siempre ha contado con muchos partidarios en la capital de España. Con el escenario descrito, la apertura de Lafayette en Las Tablas, resultó una ruptura en el mercado: se abría un restaurante francés y relevante. Pero claro, había que ir hasta allí para “comer francés”. Hoy (feb. 2019) en El Viso, se acerca a su clientela más natural y más afín por edad y cultura gastronómica. Local, de altos techos, fue una antigua vaquería y hasta hace poco, una taberna andaluza. Cálido y original por clima y ambiente, goza de una atmósfera acogedora ideal para cenas románticas y de amigos. Espléndida terraza, atractiva y cálida. Detrás de todo esto, como siempre, Sebastien Leparoux, dueño y gran jefe de sala, que por fin ha encontrado un inteligente empresario como socio: Humberto Pato.

Especialidades: Autenticidad y platos correctos, tiene todas las especialidades que uno/a desea encontrarse cuando va a un restaurante francés. Todavía en rodaje, encontrando los puntos y el ritmo del local. Estupenda mantequilla d´Echirée de aperitivo. Ostras bretonas frescas y fragantes, que con una copa de champagne de la casa, resultan un entrante excelente. Caracoles beurre maître d´hotel: caracol limpio, rico y en su sabor. Tartare de pato bueno, bien aderezado con chispa; buenas patatonas fritas, fundentes por dentro y crujientes por fuera. La muy mediterránea bullabesa limpia, con rouille y tostada. Autenticidad, buen fondo, sabroso, con los pescados con un poquito hechos demás. Gigot de cordero recental a baja temperatura 7 horas, deshuesado; carne sabrosa, jugosa, tierna y bien acabado. Y como todo buen restaurante francés, acabar la comida con queso es “una obligación”. Tabla de quesos equilibrada y más que correcta. También: buen foie-gras mi-cuit. Flamiche de puerros, acelga y bacon (pasta quebrada con verduras). La mediterránea y tradicional pissaladière de Niza (una especie de coca mallorquina), con cebolla, anchoas y aceitunas muy agradable. Y el clásico magret de pato con coulis de frutos rojos. De postre rica tarta de limón merengada y cremoso de chocolate, goloso y de envolvente cremosidad... un buen final. Bodega con más de 100 etiquetas de vinos de ambos países. Buena relación de champagnes. Cenas románticas Madrid.