Comentario: Nuevos restaurantes japoneses nikkei Madrid. Luis Arévalo ha cambiado de nuevo al primitivo local de Kena, de donde parece que nunca debió haber salido. Muy adaptado a su estilo, con una barra de sushi para 7 comensales y más propio de su camino de siempre: personal, cercano, directo, cocina nikkei y Perú. Abandona por tanto la cocina global, de fusión y se dedica a lo que siempre le apasionó y por lo que fue valorado y admirado tras triunfar en Kabuki, 99 Sushi Bar y sobre todo en Nikkei 225. Elabora una cocina de autor, con técnica japonesa y frescura peruana. Sus creaciones trascienden a la cocina japonesa, peruana y nikkei (japo-peruana). En sus platos hay cosas que podrán parecer muy japonesas y otras muy peruanas… “lo que hago es ponerle recuerdos gastronómicos: sabores, aromas, texturas, olores de lo que he ido comiendo a lo largo de la vida, la mezcla de esas dos cosas da este resultado”. Arévalo es técnica, pulcritud, limpieza, disciplina, humildad y disfrute. No es japonés, no es nikkei, no es peruano. Es él y todo lo anterior. Ocupa el local donde estuvo el restaurante francés El Comité, adecentado para la ocasión con escasos elementos, pero esa también es la tradición nipona. Es decir, local sin pretensiones, sencillo, funcional. Ya habrá tiempo para más. Barra con sus 7 asientos, donde oficia Luis con su refinamiento tranquilo, brillante perfección y maestría de cortes.

Especialidades: En esta nueva etapa, el restaurante tiene carta y menú degustación omakase, (el chef hace el menú degustación y te va dando de comer su recomendación). El menú degustado estuvo compuesto de: gyozas de pollo con ají amarillo. Un entrante lógico y fácil de comer y de registros. A continuación, una serie de tartares con diferentes cortes y texturas, muy buenos por calidad de producto y por “chispa”, personalidad y equilibrio de ingredientes: tartar de chicharro con ají, fantástico. Tartar de atún, huevo de codorniz, patacones, salicornia y salsa de ajíes. Espléndido por su perfecta unión y punzante equilibrio. Para comerse más de uno. Tartar de carabinero con consomé de su cabeza: delicada textura de las colas, sabor delicado, buen “mordisco” y mejor consomé de sus cabeza. Tratar de ventresca con wasabi, refinado y bien ejecutado en fondo y forma. Y a continuación, la gama de nigiris que todos son buenos y se van sucediendo con las armonías y contrapuntos que los ingredientes muestran. Salmón, ají amarillo, picadillo de cebolla y rocoto. Espagueti de calamar con rabiata de ají panca. Sardina con tomate arbequina y confitura de jengibre. Salmonete con alioli de yuzu y ajo frito. Besugo con salsa chifa. Foie con gelatina de maracuyá, muy rupturista con todo lo anterior por textura, sabor y aderezo. Papada ibérica con confitura de rocoto y migas de tempura. Taco de corvina caliente con boniato y ají limo. Helado de lúcuma con mousse de chocolate y frutos rojos. Bodega justita, pero con una correcta selección de tipos y etiquetas. Nuevos restaurantes japoneses nikkei Madrid.