Para no equivocarse en Madrid

Insultos gastronómicos, dañinas metáforas corrosivas

EDITORIALES -TENDENCIAS-, TAPAS DE LETRAS











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¡Lo que da de sí el idioma en nuestro país a la hora de insultar! Voces normales y cotidianas se convierten en dañinas metáforas corrosivas que entran por los ojos. La mejor manera de mofarse de alguien si se dice a voz en grito.
Y la naturaleza y sus productos en sus diferentes fases de sus vidas, es quizás el mejor instrumento para hacer daño con la palabra hablada o escrita. No solo como insulto callejero y pendenciero, que busca pelea, en la literatura son más mordaces y sarcásticas si cabe estas expresiones. Cualquier palabra dicha con aviesa intención, tono divertido o retranca, puede convertirse en un insulto venenoso o irónico. Hay zonas en España que bordan este “deporte” nacional. Unas por gracia y otras por su ácida capacidad de ser sangrantes. A veces no es fácil descubrir que es un insulto, ya que se halla sujeto a usos y costumbres, a diferentes convencionalismos sociales y culturales por regiones y pueblos de España. A veces el insulto se mete con el aspecto del individuo/a, su sexualidad y capacidades físicas y mentales... también es normal acordarse del padre o la madre que les parió y con todo aquello que se sepa que molesta y hiere. [caption id="attachment_56353" align="alignright" width="129"]Pimiento de Torquemada, Palencia. Los 5 mejores Sí vale un pimiento. De Torquemada,[/caption] Nos vamos a quedar solo con los derivados gastronómicos y todo lo que rodea al mundo de la alimentación, porque los enunciados que resultan de esta práctica tan utilizada para vilipendiar es interminable. De esto va el artículo, productos, alimentos, utensilios de cocina, animales de granja, pescados, vegetales, frutas… se esgrimen como elementos metafóricos para ofender, para provocar e irritar al que se ponga por delante. La larga historia en común de estos productos, animales o cosas y su involucración en nuestra vida cotidiana durante siglos, es quizás la primordial razón de su utilización como muletillas para agraviar y deshonrar. El apartado vegetal es largo. Algunos insultos son realmente  venenosos: “higooo, que estás, hecha un higooo” (con carga femenina, es peor si cabe). "Fulanita está hecha una pasa". Insultos crueles, por expresivos y contundentes derivados de la personalidad del producto, animal u objeto. Pero hay productos que no se entiende por qué se utilizan o qué tienen de malo para que se manipulen como bofetada o injuria. Qué tendrá de malo la pobre patata con lo rica que es, para que sirva como ejemplo de mala calidad, algo roto, deteriorado o que funciona mal: “está hecho una patata”. Tal vez provenga de cuando las patatas se arrugan con el paso del tiempo. También la castaña es adecuada para este mismo fin: "es o está hecho una castaña". Otros vegetales, son también buena fuente de insultos: "es un berzas... un cebollón... un nabo" "¡Pero qué troncho... cómo ha podido hacer eso!". "¡Eso no vale un pimiento! Está hecho un espárrago. ¡Garbancero! ¡Membrillooo! ¡Melón! Otra incongruencia más por la naturaleza del producto. ¡Qué tendrá el pobre melón que no se mete con nadie! Quieto donde lo dejas, no grita, no molesta ni con su forma o aspecto para que se le desconsidere de esta manera. "Eres un melón"... ¡empanaoo! Sí que es verdad que el coco pelado tiene un aspecto poco agraciado con esos "tres ojos" y por tanto, adecuado para zaherir:  ¡cocoooo… que eres un cocooo... un auténtico coquitooo! ¡Fulanito está chocho...! (a los altramuces en algunas provincias se les denomina chochos). ¡Eres un setaaa! [caption id="attachment_56358" align="alignright" width="178"]Pulpazo los 5 mejores Pulpazo, casi como una persona de alto.[/caption] El capítulo animal es largo y vocea más, si cabe. Tampoco son tan gordas la mayoría de las vacas como para que se diga aquello de… “está hecha una vaca”. ¡Cerdooo! (cochino, lechón, guarro…), buey, bezaooo, burroooo, ¡mulaaaa, so muuulaaa! Las aves son también una buena fuente de insultos. Gallito tiene su justificación por lo chulos que son los gallos, sobretodo los viejos. “Pichóóón que eres un pichóóóóon”… por su inocencia. Y apalominado por atontado, pasmado o desorientado. Patooo…so. Pava, por desaborida o parada; gallina, capón (¡uuuufff!), huevón… huevazos, nada que ver con el volumen. Es un callo (un antiguo insulto femenino), chorizo, tocino... morcillero. Aparte del dicho listo como un conejo, también se utiliza este animalito para criticar a las mujeres con muchos hijos: "es una coneja, no sé cuantos hijos tiene..." Aunque la razón por la que se denomina así a las mujeres con muchos hijos no es muy conocida, pero es demoledora. Nada más parir, es cuando la coneja está lista para recibir al macho, lo que la hace estar eternamente preñada. Pescados y mariscos otro buen capítulo. Otro de los grandes semilleros de insultos: merluzo, bacalada, sardina, trucho, “es más aburrido que una ostra”. es un pulpo. Mas aburrido que una almeja, que una ostra... centolla, percebe, besugo, gamba, anchoa, morralla, arenque, anguila, bonito (como crítica)… más lento que una tortuga. Productos gastronómicos y derivados, otro auténtico filón. Para vilipendiar al que se ponga por delante: tocino, callo, salchicha, albondiguilla, pestiño, empanaooo, churro…Más aburrido que una almejaTambién los utensilios de cocina y cubertería: cazo, por fea; cucharón por meticón; navajero… Pero la riqueza del lenguaje y la creatividad popular se crecen en palabras como borracho y borrachera, en las que el número de sinónimos es inacabable. Para borracho: borrachín, achispado, alegre, alumbrado, bebedor, bebido, azorado, beodo, bufado, caliente, cargado, ciego, chupeti, chispo, colocado, contento, curdela, curdelún, ebrio, embriagado, entufado, jumeta, piorno, piripi, vacilón, odre, perjudicado… Para borrachera: berza, bolinga, beodez, bomba, borrasca, castaña, cebollón, chupa, chupandina, chalina, chuza, cogorza, crápula, cruda, curda, dipsomanía, embriaguez, intoxicación etílica, juma, jumera, lobo, loba, llorona, mamúa, merluza, melopea, moña, papa, papelina, pea, pedo, pítima, taja, tajada, toña, tormenta, torrija, tranca, trompa, turca… Pero antes de acabar este artículo, quisiera hacer una referencia de lo contrario, de lo bienhablado, educado y pulcro que es el lenguaje gastronómico universal, en todos los idiomas y países, como no podía ser de otra manera. Baste un ejemplo, el más picante y atrevido. El más comprometido: los testículos de bovino. Una palabras tabú, que no deben ser reproducidas con su nombre real en un menú. Bien, pues en todos los países e idiomas se cambian curiosamente por metáforas, incluso antónimas: [caption id="attachment_85939" align="alignright" width="250"]Albondiguillas mar y montaña Albondiguillas mar y montaña.[/caption]
  • Criadillas (España).
  • Criadilhas
  • Blancs, animelles, frivolites (Francia).
  • Stones o fries (Inglaterra).
  • Prairie, oysters (EEUU).
  • Granelli (Italia).
  • Hiden (Alemania).
Por cierto un producto que ha desaparecido prácticamente de las cartas de los restaurante españoles. En Madrid solo conozco un restaurante que las sigue teniendo en su carta: El Puchero.   Alfredo Franco Jubete.

LA BOCA MARKETING & COMUNICACIÓN, S.L. | EDITOR: Alfredo Franco Jubete

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